Tercera Semana en Panamá: Andrew Gross

Haz clic aquí para ver el vlog

No es posible escribir de ningún otro evento semanal que subir el Volcán Barú en Boquete. Barú es un volcán activo situado 40km de la frontera entre Panamá y Costa Rica, y con una altura de 3,475 meteros, no hay concurso: es la montaña más alta de Panamá. Sin embargo, aunque podría estar considerado activo, no ha sucedido una explosión por miles de años. El dato más interesante del Volcán es que, en un día clara, se puede ver ambos océanos: el Pacifico y el Caribe. Desafortunadamente no teníamos este placer. No obstante, nuestro camino fue increíble y los resultados (i.e. vistas) fueron exactamente las que deseábamos.

Empezamos nuestro día a las 12 de la mañana. Tomamos un taxi a la entrada del Parque Nacional Volcán Barú. Desde aquí con nuestras lámparas de cabeza empezamos la caminata. Los primeros kilómetros fueron más o menos fáciles pero misteriosos a causa del hecho de que no había ningunas personas y estaba completamente oscuro menos lo que estaba directamente en frente de nosotros. Por kilómetro 4.5 nos encontramos a un grupo de caminantes europeos con quien nos quedamos hasta el fin. A la mitad del subir fue claro que teníamos que dividirnos en grupos más pequeños porque el ascenso interminable (14km de ida, todos verticales) era demasiado para algunos. Además, con cada kilómetro realizado la temperatura bajo más y más hasta que, por la cumbre, el frio era insufrible con lo que estábamos llevando.

 

Cuando llegamos a la cima, estuvimos saludado por otro grupo de caminantes, los quienes alcanzaron la cima 15 minutos antes. Todavía teníamos una hora y media hasta amanecer y por este punto estaba casi gangrena, entonces necesité buscar refugio. Los otros caminantes locales vieron nuestra pena y nos condujeron en un cuarto oscuro parte del recinto de torres telecomunicaciones en encima del volcán. Adentro había docenas de personas durmiendo en colchones viejos y carpas. Olía a sudor y molde, casi inaguantable si no fuera por el calor que nos dio. Estoy 99% seguro que era ilegal entrar, pero en ese momento no me importó. De algún modo yo tenía la capacidad de dormir por una hora. Cuando me desperté el sol salió. Salir de prisa de ese asentamiento de ocupantes ilegales, yo subí al resto del volcán para ver el amanecer. Era absolutamente increíble. El sol reflejo sus rayas doradas en las nubes bajas de nosotros para producir un resplandor naranja sobre las montañas. Inmediatamente el frío que me sentía desapareció y llené con alegría ver esta vista pintoresca. Por todas mis quejas el viaje completamente valió la pena.

En nuestro ascenso nos encontramos un grupo de europeos, dos de los cuales, Ana y Sam, yo tenía el placer con quienes hablar. Ana es de Polonia, tiene 24 años de edad y trabaja con niños, presumiblemente en el campo de educación. Ella está en el proceso de completar su viaje por todo centro y Suramérica, y Panamá es su primera parada. Para pasar el tiempo hablamos de su país y sus políticos, incluso su odio por el presidente actual, el quien es parte del PiS (Ley y Justicia) un grupo nacionalista y ultra-cristiano. Sam tiene más o menos 25 años de edad y es de Holanda. Él fue comprometido con la caminata y siguió avanzando ni importa la dificultad, un atributo que a mí me gusta. Hablamos de la infraestructura bien fundada en Europa y sus medios de transporte baratos comparado con los de EEUU. Me informó sobre Ryanair, una compañía aerolínea de bajo costo, entre muchos otros, que ofrece vuelos a países europeas a veces por 20 euro al nivel básico. Me parece increíble que haya un servicio así que proveche vuelos baratos y convenientes. ¿Si Europa puede hacerlo, por qué no los EEUU?

Esta semana marca el final trabajando con los niños de Las Aldeas. Me siento un poco triste porque he crecido relaciones con algunos de ellos, especialmente los que jugaron futbol. No importa la sesión, en cualquier reunión siempre los niños estaban felices vernos y jugar con nosotros. Entonces me hace triste que ya se acabe y ellos no tengan ningunos chicos de afuera con quien jugar y charlar. No obstante, esta experiencia ha sido muy educativa por ambos lados, por los niños de Las Aldeas y por nosotros. Hablar por yo mismo, tengo una nueva comprensión de lo que significa para crecer con una vida dura, y los que lo hacen tienen mucho valor y resolución para todavía mantener una niñez normal.

Print Friendly, PDF & Email