Tercera Semana en Panamá

Esta semana pasada, visité algunos de los lugares más interesantes, y tuve grandes experiencias. Uno de mis lugares favoritos que visitamos era el Canal de Panamá. Mis otros lugares favoritos era Bocas Del Toro. Fue muy interesante a ver el canal cerca en persona y aprender más sobre la historia de la misma porque el Canal es uno de los proyectos más importantes en la historia del comercio por el mundo, porque hecho comercio mucho más eficiente. Aprendí un poco sobre el canal en la escuela secundaria, sin embargo aprendido mucho más de visitarlo la semana pasada. El istmo era descubierto por Vasco Nuñez de Balboa. El estrecho Puente terrestre entre América del Norte y América del sur alberga el canal de Panamá. Un paso de agua entre los océanos Atlántico y Pacífico. Si no hubo el Canal, el comercio sería tan lentos y la circulación de mercancías tomaría mucho tiempo. Cuando estuve en el canal, hablé con un trabajador del museo. Él me dijo datos sobre el canal. Por ejemplo, me dijo que costó alrededor de 400 millones de dolores EE.UU. para construir y diez años. También me dijo que el territorio donde se encuentra el canal de Panamá fue originalmente panameño. Pensé que este es muy interesante porque el canal se encuentra en Panamá. También leí un poco sobre la literatura del Canal de Panamá. Me di cuenta de que se refiere a la literatura que aprendimos en clase y sobre la construcción del Canal. Al principio, el canal parecía imposible de construir. Debido esto, muchos personas comenzaron a escribir hechos y la historia acerca de ellos en sus obras.

El fin de semana pasada, algunos de nosotros fuimos a Bocas Del Toro. Nos alojamos allí por 3 noches, y la isla era precioso. Fuimos a hermosas playas y un paseo en barco impresionante. Sin embargo, en el sábado, Michelle, Jenny y yo fuimos a paseo a caballo. Esta experiencia se destacó para mí porque llegamos a experimentar algo de la cultura. El sábado por la mañana, nos recogieron en nuestro guía, Dave. Aunque él era de Carolina del Sur, él ha estado viviendo en Panamá por cerca de siete años. El español de Dave no fue tan bueno, lo que me sorprendió un poco, ya que él ha vivido en Panamá por un tiempo, y tiene muchos amigos que habla español. Dave nos llevó a su casa, y conocimos a sus hijas. Vivían justo en un muelle en el agua. Pensé que este estilo de vida era muy diferente de cómo yo, así como muchos otros crecieron en los estados. Definitivamente era un estilo de vida más relajado y diferente. Dave luego nos llevó en su barco a la isla de San Cristóbol, donde nos enseñó cómo montar caballos tiró la selva. Al principio tuve miedo, porque nunca he montado un caballo. Sin embargo, una vez que estaba en, me sentí más cómoda. Fue una experiencia impresionante y liberadora para recorrer la selva y ver más de las diferentes islas de Panamá. En medio del día, nos detuvimos en una aldea indígena, donde vivía el amigo íntimo de Dave, que habla español. Era un pueblo muy pequeño, totalizando unas 900 personas. Tan pronto como llegamos, niños pequeños corrieron a nosotros, todo felices y sonrientes. Encontré esto para ser una experiencia gratificante porque estos niños tienen tan poco, con todo están tan felices. Almorzamos en un restaurante local donde una mujer nos servía pollo y arroz, y fuimos a un centro de artesanía, donde cada uno compró algo. Me di cuenta de que la gente allí era extremadamente acogedor y amable, lo cual es diferente a la gente en los Estados Unidos. Después del almuerzo, continuamos a cabalgar y Dave nos explicó sobre los árboles de cacao, y la importancia de sus semillas para hacer chocolate. En general, estaba muy contento de haber experimentado todo eso en un día.

La semana pasada fue nuestra última semana yendo a Las Aldeas. Estaba triste en el último día, porque pensé que nunca volvería a ver a estos niños felices. Esta semana, cada uno de nosotros nos asignaron una casa para comprar regalos para ellos. La tía nos dio un recorrido por la casa y nos explicó lo que los niños necesitaban. Cada uno de nosotros compraba cosas como zapatos, champú y jabón. También compramos el maquillaje de niñas y gafas de sol, y colonia para los chicos. Fue una experiencia muy gratificante a ver la sonrisa en cada una de las caras de los niños una vez que recibieron estos regalos. Porque, aunque eran simples, significaba mucho para ellos ya que no tienen mucho para empezar. Ese último miércoles, pasé el tiempo con algunas de las muchachas mayores, que hablaron conmigo sobre todo, que encontré lindo. Tomás, el pequeño de dos años, se durmió de nuevo en mí, y finalmente me dije adiós. Pensé que el voluntariado aquí era una gran experiencia para mí porque amo a niños y espero que continúe haciendo cosas como esto en el futuro.

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