Tercera Semana

¡Estoy muy triste que esta semana es mi última semana aquí en Panamá! Este mes ha pasado muy bien pero muy rapidamente. Que esta semana tuvimos un día libre fuimos a Bocas del Toro el jueves hasta el domingo. Nunca he visto un lugar más bonito y especial. Me parece que es un sitio donde vienen la gente para escapar sus vidas normales. Todas las personas allí son muy amables y habladores y son de varios paises por todo el mundo. He conocido gente de Australia, Switzerland, Canada y por supuesto, de Panamá.

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Bocas es una isla un poco pobre, y las casas son muy pequeñas. Lo que me gusta de este lugar es que es sencillo pero precioso. La gente va con trajes de baño y sin zapatos. Las restaurantes están cerca del mar y las vistas son increíbles. No tiene hoteles grandes, sólo hosteles pequeños. Me encantó el hostel en que nos quedamos la Sarah y yo. El ambiente era la mejor característica. Todos los huéspedes hablaban con nosotras y cada mañana nos despertamos a comer desayuno con ellos. También por las noches fuimos al patio y hablamos con ellos. A mí me encantó oír sobre sus vidas. Muchos de ellos estaba viajando solos por muchos meses para ver el mundo. A mí me encantaría hacer esto un día. Por eso me gustó mucho escuchar a sus historias.

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Nuestro dueño se llamó Jim, y él era una persona fascinante. Hablamos mucho con él y no contó sobre su vida. Nos dijo que su esposa y él tenían “trabajos reales” en Canada pero se aburrieron de esto y querían buscar una vida más satisfactoria. Entonces decideron abandonar sus trabajos, aprender español y empezar un hostel en Bocas. Ellos se quedan en la isla por medio año. El resto del año ellos tienen otro hotel en Canada. Él es muy simpática y realmente se preocupa por otros. Siempre nos preguntó como habían pasado nuestro día y le encantó hacernos recomendaciones de los mejores sitios en la isla. Es muy trabajador, y cada mañana se despierte a las 6:30 para cocinar el desayuno para todos los huéspedes. Todo el mundo le conoce y los locales le consideran uno de ellos.

Esta semana fue triste también porque tuvimos que despedirnos a los niños de Las Aldeas. Al principio de este viaje estaba muy nerviosa a trabajar allí. Siempre he querido hacer algo como esto, pero tenía miedo de que los niños no querrían hablar conmigo o que no sabría suficiente español para conversar con ellos. Sin embargo, ellos son los niños más simpáticos que he conocido. No puedo creer que nunca voy a verlos otra vez. Ellos son tan abiertos y divertidos, aunque tienen vidas muy dificiles. Me duele el corazón a saber que sus familias no los querían y que eran abusados. Me parece que tienen suerte vivir en un lugar como Las Aldeas. He visto la manera de que cuidan uno de otro. Son una familia en todos aspectos. Esta experiencia me ha cambiado. Quiero hacer algo como esto de nuevo. Los niños me impactaron mucho. Los voy a echar mucho de menos.

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