Refleción- Samuel Ross

During the month of January I, as well as other student on the program, volunteered in Aldeas Infantiles SOS three days every week for a few hours. Each day we would arrive on our charter bus to the delight of many kids who would peek out of their homes wondering if the “gringos” had arrived. Our primary focus was to make the kids happy; playing with them, teaching them new things, and making sure they were safe. Most days there were plenty of students in contrast to kids so looking out for each of them was not difficult. I had mixed feelings about our arrival at times as we pulled a massive bus through the gates of a humble community. I did not want to feel like a foreigner affirming stereotypes of superiority but I struggle to find a reasonable solution to avoid such a feeling.

Prior to the project I had worked as a summer camp counselor in the United States and decided to bring along one of my favorite activities: friendship bracelets. I had purchased a plethora of string in previous months and figured the kids at Aldeas would enjoy it as well. I brushed up on my patterns and organized the bundles of string as best I could before bringing it along. In addition, I knew I would want to play soccer with the residents and therefore looked into some of the terminology of the sport in Spanish. When we arrived I used my skills as a camp counselor to try and teach the friendship bracelet patterns as best I could. However, this proved rather difficult to do in another language. Most kids I had worked with in the U.S. struggled to make them after having the instructions in English so I am sure it was difficult with my spanish as well. Eventually, after showing them enough times most of the children understood what I meant. Soccer was much more simple as everyone knew the foundations of the game itself.

One specific challenge I faced was simply patience. When teaching the bracelet patterns many kids would simply say “just give me yours” or “make me one” when I was making one for another kid. I simply had to explain that I could help them learn how to make their own but it would take time. Even when I would make one for another person they would likely only wear it for an hour or two before I would find it on the ground later. For these kinds of scenarios I felt greatly disheartened. It was as if all that we were doing was worthless and would not stay wit these kids. However, I must keep in mind they are young and have not developed the sense of gratitude that I had apparently desired. They’re kids and enjoying their youth so a few bracelets is a small price to pay for a good time. They were kept busy and safe so I can say our goals were accomplished.

I learned Panama has its fair share of problems just like anywhere else in the world. Life is difficult and unfortunately we saw the kids who have to deal with some of the worst situations, often meeting obstacles with smiles. Topics of abuse and neglect permeate the entire world but, hopefully, we made some kind of positive impact. Unfortunately, that kind of impact is difficult to see or feel right away. Did I influence these kids in a positive manner? I certainly hope so but it will take much more in their future than playing soccer or making bracelets with a foreigner to truly change their life. It is my hope that we, as a group, showed a sufficient amount of kindness that they will then continue in their communities. For many of the older kids, who were amazing at soccer might I add, the effects of our presence was much more visible. I did notice a few of them in collared shirts and it made me happy that despite a difficult past they were working and striving to become successful and hopefully make a positive change to those around them. I am not saying we are like them in the sense of struggle but it is nice to see other young adults doing their best, just like we are, around the world.

To say my life has changed due to the time with the people at Aldeas would be a bit of an exaggeration. However, this is only because I have done similar things in the past so instead I would say it reaffirms my ambitions for the future. I am convinced the kindness I and everyone else showed will continue but to stop there is inadequate. Hopefully, more opportunities will become available to all of us back on the university campus.

La Segunda Semana

Esta semana, tuve la suerte de experimentar una mezcla de historia, comida auténtica, y la naturaleza en Panamá. Siento que he explorado un montón de Panamá hasta ahora, pero no estoy lista para irme la próxima semana. Este es un video de la Calzada de Amador que paseé después de visitar el biomuseo:

Calzada de Amador

El sábado, Michelle y yo fuimos al biomuseo. Me gustó mucho paso por el museo porque aprendí mucho sobre la historia de Panamá, comenzando con el comienzo de la humanidad y hasta el presente. Parte de la historia que había aprendido en la escuela secundaria, como Pangaea y que la humanidad comenzó en África. Otras partes de la historia, específicamente la de Panamá, aprendí en mi clase de literatura española. Fue muy interesante leer hechos sobre la historia de Panamá que acababa de aprender en clase, como los mestizos y la construcción del canal de Panamá. Además, fue divertido ver los nombres de lugares que he visitado en Panamá hasta el momento, como Portobelo y la isla de Taboga. Me sentí como si hubiera aprendido mucho sobre la cultura de Panamá desde que estuve aquí. Me encanta aprender sobre historia, así que el biomuseo era agradable.

Biomuseo

Más tarde ese día, Michelle y yo fuimos a un restaurante auténtico en Casco Viejo. Yo estaba emocionado de comer en un restaurante que sirve auténtica comida panameña porque me encanta probar comida de diferentes culturas. Nos encontramos con el dueño del restaurante que nos dijo sobre el mejor almuerzo para comer. El dueño del restaurante también nos dijo que había empezado su propio negocio cuando tenía sólo veinticinco años. Pensé que era impresionante que abriera su propio restaurante a tan temprana edad, y tengo un amigo de la familia que hizo lo mismo cuando tenía sólo veintitrés años. Nos dijo que conseguir un montón de negocios de los lugareños, pero ya que su restaurante está en Casco Viejo, muchos turistas comer allí en sus vacaciones. Por solo cuatro dólares, tuve un almuerzo que consistía en arroz, pollo, ensalada, plátanos fritos, y agua. En los Estados Unidos, este almuerzo habría costado al menos diez dólares. En mi opinión, la comida en Panamá es más barato y de mejor calidad que la comida que comer en los Estados Unidos.

Restaurante auténtico

El viernes, Amanda, Cristina, Michelle, y yo fuimos al parque natural metropolitano de Panamá. Yo estaba emocionada de ver más vida silvestre en la ciudad porque me encantan los animales y la naturaleza. Vimos un perezoso, muchas tortugas, y muchas colonias de hormigas. El ejército de hormigas me recordó la película “A Bug’s Life” y me sorprendió la fuerza y la cantidad de hormigas. Pensé que era interesante caminar por un bosque lleno de naturaleza en la misma vecindad que la ciudad de Panamá. En la parte superior del sendero, pudimos ver una hermosa vista de los edificios de la ciudad de Panamá. Este parque me recordó el Valle de Antón, aunque fue un paseo mucho menos intenso.

El parque metropolitano

Esta semana al sitio de servicio, traté de hacer actividades diferentes cada día para pasar tiempo con varios grupos de niños. Por ejemplo, el lunes jugué fútbol con los chicos y el martes fui en la piscina y pasé tiempo con las chicas. Específicamente, me acerqué con una chica en la piscina. Esta chica solamente tiene tres años, pero pasé más tiempo con ella que cualquier otra persona. Nos hablamos en frases cortas, como “por ahí,” “en tu espalda,” y “más rápido.” Desde que amo a niños pequeños, me encanta jugar con ella en la piscina. Me encanta ver las amistades que tiene con otros niños en la piscina. Me recuerda a cómo solía actuar con mi hermana, luchando un minuto y jugando bien juntos al minuto siguiente. El miércoles, hice las pulseras con las chicas y otros estudiantes. Esta próxima semana, espero desarrollar aún más las relaciones con los niños.

Panamá: La primera semana

He disfrutado mi primera semana y aprendí mucho. He visitado muchos lugares fascinantes y conocí personas diferentes que me enseña mucho.

La parte del museo con información sobre el canal y la diversidad.

 

El lugar más fascinante a mi fue el Biomuseo. Aprendí mucho sobre como la tierra de Panamá se formo, los animales extintos, el canal, y mi favorita, la diversidad. Me encanta que los panameños son orgullosos de la diversidad porque no es el mismo en los Estados Unidos. Muchas de las personas en el museo habla ingles y español, pero les dije que hablar con mi en español para práctica.

Despues del museo fui a una restaurante (no recuerdo el nombre pero está cerca de Pencas) y hablé con mi camarero sobre las lenguas. Me dijo que la única manera para dominar una lengua es práctica. Él habló en inglés y yo en español. Me dijo sobre su viaje a Inglaterra para aprender inglés, y el cuento me hace mejor sobre aprendiendo español.

La semana pasada, fui a la isla de Taboga. Fue increíble y bastante hermosa. Había gallos, gatos, perros caminando libremente. Podía nadar en el mar claro, y tomé el sol. Pasé mucho tiempo en la playa buscando los fotos de nieve de mis padres. 🙂

Bailé en la playa.

 

He disfrutado el tiempo con los niños también. Ellos son bien comportados y a ellos les gusta los deportes, específicamente fútbol.  Por eso, esta semana voy a jugar más deportes en lugar de las artes. Quiero hacer algo que ellos disfrutan, especialmente porque es posible que ellos no tienen otras personas que vienen para jugar.

Este video es de la vista en Causeway, cual es mi lugar favorito para caminar y pensar. He visitado esta vista muchas veces durante mi viaje en Panamá.

Estoy emocionada para las nueves experiencias voy a tener en este hermoso país .

 

La primera semana en Panamá

 

Cuando yo tenía 14 años, viví en panamá por 2 meses. Antes de viajar esta vez, no sabía si todo sería lo mismo y diferente. Tenía unas expectativas sobre la ciudad y mi familia de aquí. Hace una semana que lleguemos en Panamá y ya encontré muchas diferencias entre Panamá y los Estados Unidos. Las diferencias que me llaman la atención son la comida, las costumbres de la gente, y la belleza del país.

 

En el primer fin de semana, fuimos a la isla Taboga para disfrutar un día de sol. Allí conocimos el Tío Kikito de Alex. Él les enseno como cocinar comida típica de Panamá. Le preguntamos mucho sobre la comida panameña y las formas de cocinar aquí, que son diferentes las de EEUU. El grupo ayudo en la preparación de los patacones. ¡Que ricos son los patacones! Me encanto esta experiencia para aprender no solo como cocinar, pero también costumbres panameñas.

El siguiente día, casi todo el grupo viajo a Valle de Antón. En este lugar, subimos en la montaña, la India dormida. El esfuerzo para subir vale la pena porque en la cima de la montaña puede ver millas y millas. Nuestro guía, Miguel, me dijo que hay una leyenda sobre el origen del nombre de la montaña que tiene que ver con la historia de panamá y los conquistadores. Miguel me enseno que cuando estas en el base de la montaña, la cima parece como una mujer durmiendo.

En el feriado, pasemos el día explorando Casco Viejo. Me gusto mucho ver toda la arquitectura antigua en esta zona. Conocimos el mercado artesiana donde hay muchas cosas hecho a mano de el tribu Kuna.

Durante la semana, fuimos 3 veces a Las Aldeas Infantiles para jugar con los niños. Como soy una persona que le encanta jugar con niños, estaba tan emocionada para esta actividad. En EEUU, trabajo como una maestra de natación de niños, entonces el primer día en las aldeas, yo nade con los niños. Compre una pelota de la piscina y dos flotadores. Los chicos son tan amables y juguetones. Cuando estábamos saliendo en el primer día, 5 chicos me abrazaron y uno me dijo – ahora soy tu novio – no podía dejar de reír.